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La historia de mi vida

Mis primeros años

Soy Tibor Zsámboki, nací en Hungría, crecí en Debrecen (la segunda ciudad húngara, que data del siglo XIII después de Cristo). Tras estudiar en el colegio Tóth Árpád Gimnázium, me mudé a Alemania donde reforcé el idioma alemán, que se convirtió en mi segunda lengua después del húngaro. Regresé a Budapest, capital de Hungría, para estudiar en la Universidad de Educación Física Semmelweis; en ese entonces empecé a trabajar con la selección de natación de Hungría. Los húngaros tenemos una relación especial con el agua, somos grandes nadadores y disfrutamos de los paseos en bote, no por nada el gran río Danubio atraviesa todo el territorio.  

En la primera clase de psicología universitaria que tuve en Semmelweis (donde también estudié medicina dos años) la profesora nos dijo: “Todo lo que han estudiado hasta ahora, los griegos antiguos ya lo sabían, pero esto no. Es una ciencia nueva, nació en 1879 en la ciudad de Leipzig…” Este discurso no me convenció. Sin embargo siempre me interesó el estudio del comportamiento y la mente humana así que cumplí con el pénsum que incluía psicología general (con todas sus modalidades) y psicología deportiva. Me convertí en profesor y entrenador profesional de natación. Desde entonces nunca he dejado mis dos grandes pasiones: el deporte y la psicología, aunque sentía que algo faltaba para que sea completo. El deporte es parte de mi vida, me ha enseñado disciplina, constancia y la autosuperacion constante. Como entrenador he formado a deportistas que ganaron medallas de oro, plata y bronce en los Juegos Olímpicos y en los mundiales de natación.

Cuando empecé a estudiar Hipnoterapia analítica y Psicología profunda con el Dr. Werner Meinhold descubrí el eslabón perdido. Los griegos antiguos sí conocían la psicología profunda, era evidente al leer los clásicos griegos y entender la lógica de la tragedia, por esto me interesé aún más en esta ciencia, que es la psicología del subconsciente. Solamente esta rama psicológica puede explicar los verdaderos motivos del comportamiento humano. ¡Por fin había encontrado lo que me apasiona!

El camino de la luz

Cuando tenía 12 años, vivía en Debrecen y estuve hurgando en la biblioteca de mis padres. Encontré un libro de Yoga y empecé a leer y practicar los asanas, ejercicios de respiración, relajación profunda y meditación. Era joven pero poco a poco fui entendiendo los beneficios de la meditación constante.  

aAños después, gracias al  entrenamiento de las artes marciales conocí el misticismo oriental. Practiqué Chikung y Chikung Duro (marcial). Las enseñanzas ocultas se empezaron a revelar ante mis ojos de forma natural. Tuve encuentros con grandes maestros. Con ellos aprendí la Meditación Trascendental Shidis Vuelo Yoguico, que proviene de las Vedas, de la India, y que practicaba a diario, hasta que encontré las enseñanzas del Maestro Li Hongzhi con quien me identifiqué enseguida y desde ahí me he cultivado en la Gran Ley Falun Dafa, que se aplica en la vida diaria y transforma la mente y el cuerpo. Es una disciplina, cultivación y práctica constante en la que no hay grados, todos somos practicantes, lo que implica humildad y el deseo constante de aprendizaje y de hacer las cosas cada vez mejor hasta que la materia se cambia a otro nivel energético. Todavía hoy medito a diario, me ayuda a entender el misterio de la vida, es decir por qué estamos aquí y hacia dónde debemos ir. La vida es una constante autosuperación tanto a nivel físico como espiritual para regresar al origen. 

Entender este precepto me ayuda a guiar a mis pacientes en el camino de la autosanación, creer en los milagros y la aplicación de la energía sanadora como complemento del proceso terapéutico de la Hipnoterapia.

El viaje es el destino

Cuando era niño vi un tríptico de una agencia de viajes con el mapa de Sudamérica, y Ecuador estaba resaltado en amarillo, atravesado por un sol y por la línea ecuatorial. Yo pensé: “Qué interesante, yo quiero ir allá”. 

En 1982, Guayaquil fue elegido como anfitrión del Campeonato Mundial de Natación, a pesar de la  indignación de los nadadores, entrenadores y los jugadores de polo acuático. Decían que no se debía hacer un evento mundial tan importante en un país donde faltaba la salubridad y había peligro de infectarse con parásitos y enfermedades tropicales. En la reunión de la Federación Húngara de Natación  para seleccionados y sus entrenadores yo manifesté que no tenía ningún problema para viajar a Guayaquil con el equipo. Así llegué a Ecuador por primera vez. Me encantó la calidez de la gente y el amor con que nos atendían. En esa ocasión, János Móricz, el espeleólogo húngaro que exploró la Cueva de los Tayos, nos visitó en el hotel y expuso sus descubrimientos que me parecieron fascinantes, sin imaginar que después de algunos años yo iba a protagonizar la película Tayos (2017), en el papel de János. En este encuentro, en el viaje, en las puertas que la natación  había abierto, reconocí que el destino ya estaba escrito y que solo debía vivir el presente.  

En 1984 el boicot de los países socialistas a las Olimpíadas de Los Ángeles ya era evidente. Tuve una oferta de trabajo para entrenar al equipo de natación F. C. Bilpol, de Hamburgo, Alemania, que estuvo en trámite. Sin embargo, antes de empezar mis labores en Alemania quería visitar  a los amigos que conocí en el Mundial y hacer turismo en Ecuador. Tenía dónde llegar. Me sentí bienvenido. Los trámites en Alemania estaban demorando más de lo esperado. La prensa comunicó la noticia de que al país había llegado un entrenador húngaro que estuvo en el Mundial junto a un campeón y un vicecampeón olímpico, por lo cual recibí otra oferta de trabajo que era tan ventajosa que no la pude rechazar. Me quedé. Trabajé con éxito muchos años en la natación; también abrí mi academia de Ju-Jitsu, Loto Blanco, donde fui el primero en enseñar las Artes Marciales Mixtas. De Loto Blanco salió un campeón de Combate Total. Había formado con éxito otro campeón deportivo. 

Werner Meinhold llegó a Ecuador como parte un programa de entrenamiento en Hipnoterapia. Yo aproveché las visitas de Werner y mi conocimiento del idioma alemán para viajar a Alemania y reunir  los créditos. Después de cuatro años de estudios, prácticas supervisadas, análisis de maestría (La terapia del terapeuta) y con la tesis aprobada me gradué como Hipnoterapeuta, hipnoanalista. Necesité mucha disciplina, constancia y enfoque para alcanzar este grado.

Años después, tras cerrar mi academia que me obligaba a dividir mi tiempo, me dediqué por completo a la hipnoterapia, y al tener más tiempo disponible el número de pacientes aumentó,  y fui nombrado vocero de la Sociedad Ecuatoriana de Hipnosis Terapéutica e Hipnopedia.