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Diario La Hora

Alrededor de la hipnosis existen varias ideas equivocadas; erradicar los tabúes que tradicionalmente han acompañado a este tema, es de vital importancia para entender la terapia breve.

Según TIBOR ZSÁMBOKI, hipnoterapeuta de Hungría, quien es residente en Ecuador, la hipnosis consiste en un trance que sume a la persona entre la vigilia (estar despierto) y el sueño.

Al inicio de la sesión, Zsámboki conversa con sus pacientes; en muchos casos estos acuden a esa terapia luego de haberlo intentado todo, sin ningún resultado para superar problemas; según ellos, en la hipnosis encuentran una motivación integral para su salud.

Este especialista húngaro utiliza un trance breve como su principal instrumento de sanación y de diagnóstico para que sus pacientes se reencuentren con sus problemas físicos, mentales y espirituales, para luego iniciar su recuperación.

Dentro del proceso terapéutico se utiliza una manta para establecer una relación familiar con el paciente, como una madre con su hijo, y luego comienza la relajación con música y con las palabras del médico del espíritu.

La sensación que invade a la persona es indescriptible, pero no se pierde la conciencia de los actos en ningún momento.

Zsámboski utiliza el método Meinhold, Terapia Integrativa de Psicología Profunda bajo Hipnosis, cuyos elementos ayudan al paciente para que tome sus propias decisiones, rutas y caminos para llegar a una interpretación de la realidad que le resulta más lógica dentro de su estructura mental.

“Esta técnica es muy utilizada por los modernos terapeutas ya que desmitifica el hecho de tener que “dormir” o “perderse” para poder lograr un cambio en los hábitos o en la forma de percibir los problemas”, agregó el terapeuta, para quién la hipnosis es un tratamiento de mucha responsabilidad.

¡Cura todo!

Mediante el proceso de relajación profunda a la que es inducido el paciente, se pueden lograr cambios de estado en cuanto a la ansiedad, la angustia, el estrés, el cansancio, la depresión, las frustraciones e incluso el rechazo a alguna situación o persona determinada.

Todo forma parte de una energía dice Zsámboki, quién utiliza los conocimientos del “Feng Shui” para ayudarse en las terapias, que, según él, curan todo tipo de enfermedades.

Para este hipnotizador, quien estudió durante seis años el arte y la ciencia de la hipnosis, esta terapia tiene un enfoque que integra el alma, el cuerpo y la mente con su entorno, para que cada síntoma pueda ser resuelto por la misma persona.

“La comprensión de nuestros síntomas nos permite encontrar soluciones al problema que nos aqueja, dándole mas sentido a nuestra vida, internalizando directamente estos recursos en el subconsciente”, agregó.

Fuera de lo común

Al interior de su consultorio, ubicado en la Occidental y Mañosca, el terapeuta húngaro enseña como superar las barreras físicas y espirituales que cada persona carga desde otras vidas hasta la presente.

En un sillón inicia su imposición de manos, con su voz y su energía relaja a la persona hasta que la hipnotiza a tal punto que sólo siente un gran sentimiento de paz.

En este punto, un temor frecuente que tiene la gente es que puede quedar hipnotizada permanentemente, sin embargo “eso es imposible” según el especialista, quien sostuvo que la hipnosis al ser el estado intermedio entre la vigilia y el sueño, lo máximo que puede suceder es que se mantenga alerta todo el tiempo o bien que se quede dormida realmente y basta con despertarla como se despertaría a cualquier persona, para volverla a la realidad.

No se hace lo que se quiere

Una idea tabú es que los terapeutas pueden hacer que una persona en estado de trance haga o diga cosas que no desea, pero según Zsámboki eso es completamente falso, ya que en estado de trance jamás se puede transgredir la estructura de la persona, es decir sus valores éticos, morales o aspectos privados.

¿Para qué sirve?

Se utiliza con más frecuencia para tratamientos de adicciones como al tabaco, al alcohol o algunas drogas; para control de hábitos, tales como comer compulsivamente, morderse las uñas, chuparse el dedo; para el tratamiento de fobias o ataques de pánico, el manejo de estrés, ansiedad o algunos “tics” nerviosos.

Por otra parte se ocupa con gran frecuencia para el mejor aprovechamiento, aprendizaje y memoria para cualquier persona con dificultades de atención y concentración en la escuela, en el trabajo o alguna actividad.

Así mismo es una herramienta para el control de dolor crónico o agudo, incluso se ocupa para ayudar a las madres a tener un parto natural sin necesidad de anestesia.

En resumen, la hipnoterapia es una técnica con grandes alcances médicos y terapéuticos que está siendo retomada por los especialistas de la salud debido a los excelentes resultados que se han obtenido al emplearla en forma profesional y ética.

Un recurso poderoso

En teoría, como en toda actividad humana, cualquier persona puede desarrollar el arte de hipnotizar, pero para aplicarla se debe tener nociones de psicología profunda, altruismo, integridad y credibilidad, pues la hipnosis es un recurso muy poderoso que debe ser usado con cuidado.

En las hipnosis de espectáculo, por ejemplo, el hipnotizador induce a la persona a olvidarse de lo que ha hecho, para evitarle avergonzarse ante el ridículo que le ha provocado.

Pero en hipnosis terapéutica, no sólo no es necesario, si no que puede ser muy positivo que el hipnotizado siga los pasos y colabore con más confianza.

Muchas veces, cuando el hipnotizado está tranquilo y está llegando a sesiones profundas, les puede interesar dejarse llevar en ese estado tan agradable y “dormirse”, olvidando gran parte de la sesión.

Según el especialista mientras más inteligente sea una persona y mientras más fe tenga, mejor se podrá concentrar y colaborar adecuadamente en la sesión terapéutica.

Camino a la recuperación

En la hipnoterapia las situaciones muy traumáticas, el paciente las olvidará otra vez al salir del trance.

El hipnoterapeuta usará su experiencia y tino para decidir cómo y cuándo le lleva la consciente ese recuerdo, si es necesario.

No tenga miedo pues la información de vivencias, emociones e imágenes, que no se llevan al consciente y que afectan al diario vivir, pueden servir para su sanación mental.