Por: Tibor Zsámboki
Mucho se habla y se abusa de este fenómeno conocido como hipnosis y sin embargo, es poco lo que se sabe y se dice en forma seria de su naturaleza y sus aplicaciones en beneficio de la salud psíquica y física.
La difusión de la hipnosis de feria, que la reduce a un espectáculo sorprendente y de desdichados efectos en quienes se prestan para ello, ha desprestigiado este recurso estableciendo además un criterio prejuiciado y pobre respecto de su naturaleza.
Sin embargo, el estado hipnótico es el más elemental y básico modo de actuar de la conciencia. Lejos de ser un estado de inconciencia, es más bien, un estado de conciencia tremendamente focalizado, al extremo de evocar pasajes minuciosos de la infancia con todos los componentes emocionales que lo acompañaron y, es tabién un estado amplificado de la conciencia, donde se pueden percibir relaciones entre los hechos, las circunstancias y las personas, hasta entonces insospechados.
La conciencia puede definirse elementalmente como la expresión o actividad del yo. Esta actividad de todo lo que es y existe se expresa en varios modos, según la complejidad del sistema nervioso del ser viviente del que se trate. En una célula, indudablernente su existencia debe ser percibida por ella misma de alguna manera que escapa al axioma cartesiano, ya que si bien la célula no piensa, sin embargo existe. El ser humano, poseedor de un cerebro complejo con un hemisferio izquierdo (dominante) capaz de hacer un procesamiento lógico-analítico de su propia percepción de ser y del mundo ejerce su conciencia en un modo no tan elemental como lo hace la célula, la ejerce a través del modo: vigilia lógica (pienso, luego existo).
De esta manera, podemos concluir que los estados o modos de expresión de la conciencia que no son de vigilia lógica, necesariamente deben ser de hipnosis o de sueño.
La posibilidad del sueño, con toda la actividad onírica, es patrimonio de un sistema nervioso de cierta complejidad y, de hecho, se sabe que desde los reptiles ya existe la capacidad de dormir.
Este análisis nos lleva a la conclusión que el estado básico de la conciencia, desde el nivel celular, es el estado de hipnosis, luego con la evolución del sistema nervioso se presenta la posibilidad de dormir y soñar y finalmente, la evolución del sistema nervioso permite en los últimos 30.000 años el desarrollo de la posibilidad de ejercer la conciencia mediante la vigilia lógica.
El estado hipnótico, entonces precede el desarrollo de la facultad lógica y, sin embargo se conserva siempre como una posibilidad de ejercicio de la conciencia asi como en radio o televisor tiene posibilidad de sintonizar y transmitir en varias bandas o canales.
Nunca estamos con nuestra conciencia absolutamente en vigilia, casi siempre existen estados mezclados: un porcentaje importante de vigilia con otro de hipnosis y hasta un poco de sueño. Esto explica el por qué nos dormimos al conducir mirando el monótono venir de la linea discontinua de la carretera, por qué compramos algo que en realidad no necesitamos o por qué terminamos haciendo algo que, conciente y lógicamente, no deseamos o no deberiamos hacer.
Simplemente, por debajo de la conciencia de vigilia, los otros niveles o posibilidades de actuar, siguen funcionando sub-concientemente, de ahí por qué el termino hipnosis se refiere a Hypnos, el dios griego del sueño y del inconciente.
El provocar que la conciencia deje momentáneamente el modo vigilia y se exprese a través del modo hipnosis y sueño, es el «arte de hipnotizar». Inducir este cambio de frecuencia en la expresión de la conciencia es lo que, durante tantos años ha estado sumido en el misterio y se ha vuelto patrimonio, casi exclusivo, de brujos, nigromantes y mentalistas de teatro. Ahora, estos sistemas son puestos al servicio de la medicina, la odontologia, la psicología, la psiquiatría y aún de ciencias huimanísticas como la sociología, la economía, la política, la publicidad, etc.
Muchas áreas del que hacer humano han utilizado procedimientos hipnóticos conciente y, con más frecuencia, inconcientemente. Hasta se ha abusado de ellos en forma inadvertida e inescrupulosa a través de las propaganda antiética aplicada al comercio, la politica y las actividades de promoción personal e institucional.
Muchos podrán preguntarse ahora, ? y qué decir acerca de los fenómenos extraños de teatro donde el hipnotizador parece dominar la voluntad del otro sin que este pueda oponerse y ni siquiera tenga recuerdos de lo que ha dicho o hecho?. Esto depende simplemente del grado de desconección que se produzca de la conciencia de vigilia. Los estados de sonambulismo hipnótico, donde el sujeto esta en un estado semejante al sueño, mientras sus acciones son dirigidas por el hipnotizador dependen de la ejecución adecuada de ciertos métodos de profundización susceptibles de ser aprendidos, practicados y desarrollados por cualquier persona. No obstante, poco o nada sirven estos estados para hacer una terapia provechosa para eI enfermo, sin embargo son útiles para lograr analgesia o anestesia, utiles en intervenciones quirúrgicas o procedimientos médicos dolorosos.
La hipnosis que conserva una pequeña parte de la vigilia, como una ventana para mirar hacia el inconciente es la más útil forma de valerse de este recurso maravilloso para conocerse a si mismo, para que un terapeuta experimentado nos ayude a procesar nuestras vivencias incompletas, que recluidas en el inconciente, manejan nuestra vida como por hilos de marioneta, haciéndonos repetir una y otra vez las mismas equivocaciones.